En la actualidad existen dos grandes enfoques para generar desarrollo económico en las regiones, los de la “macro escuela” y los de la “micro escuela”. Los primeros entienden que el desarrollo debe venir desde una política económica nacional, es decir, desarrollar por entero toda una sociedad cambiando políticas gubernamentales y promoviendo la inversión. La segunda escuela entiende que el desarrollo se debe promover enfocándose en una comunidad y trabajando con un grupo de gente a la vez, tratando de resolver problemas particulares. Usualmente los gobiernos prefieren aplicar el enfoque de la macro escuela, mientras que las Organizaciones No Gubernamentales aplican el otro enfoque.
Aunque todavía no existe un consenso sobre cual es la mejor manera de enfrentar la falta de desarrollo, queda claro que la actual política económica no ha podido resolver o eliminar la brecha que existe entre ricos y pobres. México sufre de un bajo crecimiento económico, mismo que ha sido insuficiente para abatir rezagos económicos y sociales, además, en ausencia de cambios importantes, el crecimiento promedio del país logrará que apenas en 30 años se logre duplicar ingreso per-cápita, por tal motivo, es necesario generar condiciones para lograr crecimiento mayor al observado durante las últimas dos décadas.
Pero ante esta situación es necesario hacer la siguiente pregunta: ¿Tiene el país suficientes recursos para poder promover el desarrollo? Si analizamos las finanzas públicas del país vamos a encontrar que enfrentan una baja recaudación fiscal en comparación con países de grado de desarrollo similar; por otro lado existe un alto grado de incertidumbre en los ingresos públicos debido a la elevada dependencia de ingresos petroleros en las finanzas; mientras que los requerimientos del gasto público para los próximos años son crecientes, ya que se necesita invertir en educación, salud e infraestructura.
Ante esta situación parece que no hay mucho que hacer. Sin embargo, existen proyectos de desarrollo económico que intentan sacar de la pobreza extrema a algunas regiones de África. Tal es el caso africano de las Villas del Milenio implementadas por el Programa de Objetivos de Desarrollo Milenio de las Naciones Unidas, el cual ha tomado acciones de inversión en ciertas comunidades donde la pobreza, el hambre y las enfermedades son hechos que afectan la vida diaria de los pobladores. El programa consiste en invertir cada año, durante cinco años, cien dólares por cada habitante de la comunidad y los recursos provienen de gobiernos de países desarrollados y de donadores privados.
El programa se enfoca a mejorar el valor de los activos de lo habitantes de la comunidad. Implica ayudar a mejorar las cosechas de maíz y canalizar la venta de la producción a las escuelas, quienes a su vez mejoran la calidad de los alimentos que otorgan a los niños. De esta manera, se intenta sacar del círculo vicioso en el que una persona siembra y cosecha poco, por lo que no logra generar ganancias por su cosecha y por tanto nunca forma un patrimonio. Esta es la famosa “trampa de la pobreza”.
Por supuesto, existen dudas sobre estos programas, ya que no necesariamente se ataca la raíz del problema y probablemente sólo causa dependencia de los habitantes. Se duda que una vez terminado el programa la comunidad pueda mantener el ritmo de desarrollo aplicado durante los cinco años que duró. No obstante, estas acciones han logrado resolver algunos problemas de algunas comunidades del continente africano.
En México el enfoque ha sido que el desarrollo debe ser generado por el propio crecimiento económico, pero cada día es mayor la brecha entre ricos y pobres. Somos un país con una de las economías más grandes pero con una de los peores niveles de distribución del ingreso. Basta saber que en nuestro país vive el segundo hombre más rico del mundo y también millones de personas en pobreza extrema. Tal vez comenzar a experimentar nuevas formas para aliviar la pobreza y promover el desarrollo sea un camino ya no tanto económico, sino de responsabilidad social del gobierno. Mientras tanto, ahí esta el caso africano. A la fecha no se sabe si será exitoso, pero por el momento, algunas comunidades en África se encuentran experimentando un mejor nivel de vida al que tenían hace unos años.
Gabriel Yorio González es economista del Tec de Monterrey y Maestro en Economía de El Colegio de México. Analista Económico y Servidor Público. Comentarios:
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