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¿Qué tan profunda será la recesión económica?

Por Gabriel Yorio González



Desde hace varios meses la economía norteamericana comenzó a mostrar signos de debilidad, lo cual alertó a los analistas sobre la posibilidad de que México entrara también en una etapa recesiva. La discusión ya no está centrada en la posibilidad de la recesión, ya que actualmente algunos sectores productivos mexicanos reflejan un comportamiento débil ocasionado por el bajo dinamismo de la economía de Estados Unidos, en lo que parece ser una de las recesiones económicas más importantes en la historia de ese país. El tema de discusión ahora es la intensidad de la recesión.


La recesión económica de los Estados Unidos tiene varios meses gestándose y fue ocasionada por la burbuja que presentaron los precios de las casas y el “boom” de créditos hipotecarios. El mercado de vivienda norteamericano llegó a su límite en el 2005 y desde ese año ha comenzado a caer, ocasionando una caída en el sector de construcción de ese país. De esta forma, el problema financiero del sector hipotecario norteamericano se transmitió a los demás sector productivos y estos al sector productivo mexicano.


En México la recesión ha comenzado a sentirse en los sectores manufacturero y no manufacturero, ya que desde enero de este año se ha contraído su actividad. Asimismo, la actividad industrial mexicana comenzó un descenso marcado desde agosto de 2007, el cual a su vez ha afectado a otros sectores de la economía. Por otra parte, las cifras desestacionalizadas de desempleo indican que por sexto mes consecutivo el desempleo ha aumentado y la tasas de desocupación abierta ha alcanzado el nivel más elevado de los últimos 30 meses, pintando un panorama desalentador para nuestro país.


La recesión norteamericana no sólo tendrá efectos sobre México, sino también sobre la economía mundial, aunque el mayor impacto será sobre Latinoamérica. Los bancos centrales europeos han comenzado a ajustar sus tasas de interés para suavizar la caída de sus economías y es posible, que en los siguientes meses, el Banco de México reduzca los niveles de tasa de interés.


Ante este horizonte el Gobierno Federal ha echado a andar un Programa de Apoyo a la Economía (PAE) que sería en las últimas décadas el primer intento de nuestro país de tener una política contra cíclica, es decir, una política encausada a tratar de aminorar la caída de nuestra economía a través de incentivos fiscales y de un aumento en el gasto público. Estas medidas tienen el objetivo de suavizar la recesión, pero parecen ser que insuficientes ya que el PAE consiste en otorgar un descuento de 3% a los pagos provisionales del ISR empresarial e IETU, pero no implica una reducción de impuestos, es simplemente un crédito fiscal. De la misma manera, se otorgará un estimulo fiscal de mil pesos a las personas físicas con actividad empresarial que realicen su declaración vía internet, sin embargo estas son las personas con mayores ingresos, así que la medida no tiene un carácter progresivo ni apoyará a las familias de menores recursos.


Para contrarrestar la caída del empleo se otorga un descuento de 5 por ciento en las aportaciones patronales al IMSS hasta el final del presente año, con esto se busca reducir el costo de la nómina y se destinarán 650 millones de pesos adicionales al Sistema Nacional de Empleo para otorgar capacitación a los individuos que se encuentren en desempleo, pero debemos tomar en cuenta que este sistema no ha tenido éxito ni el resultado esperado, por lo que es cuestionable que un aumento en su presupuesto desemboque realmente en la atenuación del desempleo.


Se busca tener un impacto en el sector productivo a través del aumento del gasto público, por lo que se incrementará en 10 mil millones de pesos el gasto de Pemex para mantenimiento y expansión. Finalmente, a través del Fondo Nacional de Infraestructura operado a través de la Banca de Desarrollo, en específico Banobras, el Gobierno Federal pone a disposición de los gobiernos municipales y estatales recursos para apoyar la inversión público-privada en proyectos de infraestructura que quieran emprender los gobiernos locales.


Aunque estas medidas intentan empujar una política contra cíclica, es difícil que realmente logren contrarrestar los efectos de una recesión, máxime cuando ésta parece ser profunda. Debemos tomar en cuenta que la economía mundial enfrenta altos precios del petróleo lo cual tiene un efecto sobre el costo de producción y magnifica el golpe de la recesión norteamericana, la cual innegablemente se encuentra ya en una fase de caída. La magnitud de la recesión en México es difícil de pronosticar aún, pero en los siguientes meses vendrán datos de variables económicas y el comportamiento de éstas será clave para saber qué podemos esperar. Mientras tanto varios organismos internacionales y entidades del Gobierno Federal han reducido su expectativa de crecimiento, dándonos una idea de que el descenso está por comenzar.



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