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Escasez de alimentos en México

Por Gabriel Yorio González


En las últimas semanas el tema de los alimentos ha cobrado tal importancia que ha desplazado al debate energético. En los últimos días cuando menos cuatro importantes diarios de circulación nacional presentaron encabezados relacionados con el tema de la escasez de alimentos en el país, así como del alza en los precios.

Un indicador de esta situación la podemos encontrar en el último reporte de inflación del Banco de México, el cual señala que se han experimentado incrementos en los precios de productos básicos en las tiendas. Asimismo, el informe expresa que los precios de los alimentos procesados continúan elevándose, así como el precio del arroz, los aceites y grasas vegetales comestibles, los cuales a su vez ya han impactado los precios en servicios como loncherías y restaurantes. Sin duda el último dato de inflación ya refleja que el incremento de los alimentos en México es preocupante.

La escasez ocurre cuando una región no puede proveer de energía y nutrientes suficientes a la población y usualmente es considerado un problema de producción, es decir, que no se está producción suficiente comida. Cuando la demanda supera la oferta se provoca un aumento en los precios de los alimentos. Por esta razón es importante ver el comportamiento de los indicadores de inflación, sobre todo aquella relacionada con los alimentos básicos.


Desde mayo de este año la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación por sus siglas en inglés) en su informe Perspectivas Alimentarias señaló que los precios de los alimentos se están elevando y que esto podría afectar a los países más pobres donde la población dedica una parte importante de sus ingresos en la alimentación. Algunos analistas señalan que estos incrementos se deben al uso, cada vez mayor, de biocombustibles, como el etanol y el biodiesel producidos a partir de granos de maíz, arroz, soya y trigo. Esto significa que la demanda de estos productos esta aumentando más que la producción.

El Banco Mundial por su parte coincide con el tema del encarecimiento de los alimentos a nivel mundial y prevé un impacto negativo sobre poco más de 100 millones de personas en los países en vías de desarrollo. El presidente de este organismo internacional afirmó que los precios de los alimentos se mantendrán a la alza hasta el 2010, lo cual refleja un panorama desalentador para todas aquellas familias en situación de pobreza.

La solución lógica sería aumentar la producción, sin embargo esto no es fácil dada la situación en que se encuentra la planta productiva agrícola del país. Recordemos que México tuvo el problema del maíz y el aumento en el precio de la tortilla hace un año. Ahora, es posible que volvamos a enfrentar un problema similar y debemos tener en cuenta que en nuestro país existen regiones muy parecidas en nivel de vida a las de algunas naciones de África, por lo que el nivel de vida de los mexicanos podría estar en riesgo. Nuestro país desde hace más de diez años ha dependido de las exportaciones de alimentos y en la actualidad siembra el 13 por ciento de la superficie que se sembraba en 1990.

Para algunos analistas esta situación es vista como una oportunidad para dedicar inversión a la extensión de terrenos para la producción de alimentos y capitalizar al campo. Sin embargo, esto sólo ayudaría al sector productor, ya que ahora los productos del campo podrían ser vendidos a mejores precios (suponiendo que no existiese el “coyotaje”), pero el gobierno federal deberá realizar políticas de apoyo a las familias consumidoras que estarían enfrentando estos precios.

En este sentido, el Gobierno Federal ha anunciado medidas como la eliminación de impuestos para importación de trigo, maíz blanco y amarillo, fijación de una cuota de importación del fríjol libre de impuesta y la garantía de que habrá suficiente abasto en productos como leche en polvo. Asimismo la tecnificación del campo, apoyos a pequeños productores agrícolas y precios más accesibles para fertilizantes.

Aunque estas políticas podrían funcionar, tal vez sería conveniente ver las cosas de otra forma y tomar la situación de la escasez de alimentos como el argumento perfecto para destrabar el tema del debate energético (petrolero). Capitalizar al campo a través de infraestructura y apoyar a las familias en situación de pobreza podría ser un buen destino de los recursos petroleros. Ese podría ser un buen objetivo de la reforma energética. Aprovechar nuestros recursos naturales para generar riqueza a un sector que podría darle sustentabilidad alimentaría al país parece una labor noble. Por su puesto, habría que esperar que los políticos lo vieran así.


El jefe del Ejecutivo llamó a la unidad de los mexicanos y a no permitir que especuladores y acaparadores hagan de las suyas, por lo que pidió a quienes detecten a estas personas denunciarlos frente a las autoridades.

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La maldición de los recursos naturales


Por Gabriel Yorio González



El debate sobre la reforma energética continúa con exposiciones de los actores políticos nacionales y en general podemos resumir en dos grandes opiniones el debate, aquellos que sugieren que la participación privada podría sacar adelante a Pemex (reconociendo al mismo tiempo que el gobierno no puede dejar de depender de los ingresos petroleros) y aquellos que sugieren que el gobierno no necesita de agentes económicos privados para lograr tal objetivo.


Por este motivo, desde el punto de vista meramente económico valdría la pena hacer algunas reflexiones y para eso debemos comenzar por referirnos a “la maldición de los recursos naturales”, que es como los economistas llamamos a la situación de los países en desarrollo que son ricos en recursos naturales, pero que no logran tener una buena economía. Estas naciones dependen totalmente de la explotación de sus recursos naturales y presentan un patrón: son en realidad países ricos con poblaciones pobres. La dinámica política de este tipo de países, como lo es México, conduce a altos niveles de desigualdad entre su población, por que quienes controlan la riqueza del recurso natural la usan para mantener su poder económico y político. Esto no tiene nada que ver con la ideología, sino con un comportamiento económico y político esperado.


La teoría económica nos indica que aquellos países que tienen recursos naturales abundantes, como el petróleo, deberían de tener sociedades más iguales. Sin embargo esto no sucede en ninguna parte del mundo. México no es la excepción. Es común que en todos los países como el nuestro, se genere desigualdad porque la riqueza genera al mismo tiempo poder, lo cual posibilita que la clase dominante de esos países mantenga la riqueza para ellos mismos.


De esta manera, diversos estudios económicos nos indican que cuando la riqueza se genera a través de la apropiación de los recursos naturales de una nación, provoca un gran descontento entre la población y disminuye la fe en la economía de mercado, sobre todo cuando se sospecha que la riqueza fue adquirida ilegítimamente por medio de acuerdos entre gobiernos y empresas privadas.


En realidad los gobiernos deberían enfocar sus esfuerzos a asegurar que su población se quede con el valor máximo posible de los recursos que tiene su territorio. Análisis económicos y políticos ha detectado que en los países con grandes recursos naturales, las empresas de petróleo, gas y mineras tratan de obtener la máxima riqueza posible, pero a través de prácticas desleales, frecuentemente por medio de contribuciones a las campañas. Los candidatos ganadores regulan el sector para que sus financiadores puedan adquirir más recursos naturales. Aunque esto suena conocido, no sólo es un tema en México, sino en todos los países que tienen este tipo de características. Para ejemplificar esto, sólo hay que recordar cuando el ex presidente Bill Clinton, de los Estados Unidos, trató de asignar los recursos a través de subastas y fue derrotado por las empresas mineras. Caso contrario con el presidente George Bush, quien dio trato fiscal preferencial para las empresas de petróleo y gas, porque estas empresas donaron más de cinco millones de dólares para la campaña de Bush en 2004 y tres millones de dólares para la campaña de 2000.


Desde el punto de visa económico, el argumento a favor de la privatización indica que el sector privado es más eficiente que el público. Sin embargo, de acuerdo a varios investigadores, esto no es totalmente cierto. Existen empresas privadas ineficientes y empresas públicas eficientes también. Además, la eficiencia no lo es todo, ya que también es importante saber cuánto recibirá la población por sus recursos naturales.


Malasia, con su empresa petrolera PETRONAS, produce para el país más que los que reciben otros países que han privatizado su petróleo. Chile privatizó la extracción de cobre lo cual volvió al país sumamente eficiente en la extracción, pero con el pequeño detalle de que la riqueza sale del país, nada se queda para la población chilena. En el caso de Rusia la privatización del petróleo conformó monopolios que derivaron en grandes fortunas privadas. En estos casos, los países pierden dos veces, la primera cuando venden las empresas estatales o los recursos naturales por un precio injusto y después pierden posteriormente, cuando se dan cuenta que cometieron un error y quieren dar marcha atrás afectando las inversiones ya establecidas en el país.


Finalmente, el objetivo es que el dinero derivado de la explotación de recursos naturales debe ser bien aprovechado. Las naciones del medio oriente están utilizando sus rentas petroleras para desarrollar grandes destinos turísticos de lujo ante la previsión de que el petróleo algún día se va a acabar. Un ejemplo más es Noruega, cuya compañía petrolera estatal es eficiente y todos los recursos derivados el petróleo son ahorrados en un fondo de estabilización.


En México la reforma energética se centró en el petróleo y no se está hablando de otras fuentes de energía. Prácticamente con la propuesta de reforma, el gobierno ha dejado en claro que no puede dejar de depender de los recursos que le exprime a PEMEX, lo que es la principal causa de que la empresa está en la situación deplorable en la que está. Un tema de fondo que esta situación destaca es que existe un gran divorcio entre la clase política y la sociedad, ya que la reforma de los políticos puede fracasar o puede tener éxito, Pemex se puede privatizar o no, pero los ciudadanos seguimos sin percibir ningún beneficio de las decisiones que toman los políticos.




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