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El precio que pagaremos por la escasez de alimentos

Por Gabriel Yorio González


El tema de la crisis provocada por la escasez de alimentos continúa en la agenda nacional generando un sentimiento de psicosis entre los mexicanos. Su relevancia en términos mediáticos ha llegado a opacar por completo el tema de la reforma energética. Hoy los mexicanos estamos más preocupados por el efecto que el aumento de los precios tendrá en nuestros bolsillos.


La escasez de alimentos que el mundo esta sufriendo tiene sus orígenes en la dinámica económica en la que actualmente se encuentran inmersos todos los países. El cambio climático ha provocado que las zonas agrícolas estén sufriendo fuertes sequías; los precios de los derivados del petróleo, como lo son los fertilizantes, han aumentado por el alto precio internacional del petróleo, lo que a su vez ha elevado los costos de producción. Asimismo, muchos analistas señalan que la situación financiera del mundo ha provocado que se realicen inversiones especulativas en trigo, maíz y arroz con el objetivo de cubrir la pérdida del valor del dólar.


Debemos reconocer que la escasez de alimentos en nuestro país tiene un componente local ubicado en la baja competitividad del campo mexicano. Desde hace varios años México se ha transformado en un país urbano y ha dejado de ser un país rural. La migración del campo a las ciudades ha provocado que actualmente cerca del 70 por ciento de la población mexicana este viviendo en zonas urbanas, lo que ha provocado un aumento en la demanda de servicios públicos. Por otro lado, no sólo hemos sufrido un proceso de urbanización, si no que los centros urbanos que han crecido más han sido los metropolitanos donde confluyen diversos municipios urbanos, lo que ha provocado que la mayoría de los presupuestos públicos se inviertan en servicios urbanos con el consecuente descuido de las zonas rurales, lo que ha dejado obsoleta y descuidada a la planta productiva del campo mexicano. El precio de este fenómeno lo estaremos pagando ahora con la escasez de alimentos.


De acuerdo a cifras de la OCDE durante los próximos diez años los precios de los granos estarán aumentando, provocando el encarecimiento en términos reales de entre un 10 y 35 por ciento. Si tomamos en cuenta algunas investigaciones del Centro de Investigación y Docencia Económica, indican que el salario mínimo real actual de los mexicanos se encuentra a niveles de 1920, el impacto en los sectores de la población de ingresos medios-bajos será importante. Nuestro país es deficitario en alimentos, además de ser un país de bajos ingresos por persona, lo que nos advierte de la gran dificultad que se podría generar en la población. Algunos pronósticos indican que este año el costo de importar alimentos podría aumentar hasta 40 por ciento y que la canasta de alimentos importados costará mucho más de lo que valía hace 8 años.


Algunos especialistas han comenzado a señalar que una salida a este problema es la apertura a la compra y producción de maíz transgénico para contrarrestar la posibilidad de no lograr cubrir la demanda de maíz nacional. Por supuesto, este tema provocará una gran polémica ya que estamos en riesgo de perder el liderazgo en biodiversidad que nos colocan como líder mundial al tener más especies de maíz que ningún otro país.


Finalmente, el éxito de cualquier política que tome el gobierno federal dependerá en gran medida de la inclusión de los productores agrícolas pequeños y del fortalecimiento del campo. Evitar beneficiar sólo a los grandes productores y asegurar inversiones en infraestructura del campo podrían ser atenuantes de una situación que sin duda afectará a millones de mexicanos.




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