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INCERTIDUMBRE SOBRE LA RECESIÓN ECONÓMICA MEXICANA

Por Gabriel Yorio González


Por primera vez el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, reconoció que la economía de ese país entraría en una recesión en el primer semestre de 2008. Su discurso intentó dar confianza enviando el mensaje de que la mayor parte del ajuste económico ya ha pasado. Esta declaración da cuenta de que, en la percepción de los “hacedores de política” norteamericanos, la economía de aquel país todavía podría enfrentar un periodo complicado y caer en recesión.


El efecto que puede tener esta situación sobre nuestro país sigue siendo incierto. Si bien ahora tenemos y gozamos de una economía más estable y sólida, México podría recibir el contagio de la desaceleración o posible recesión norteamericana a través de varios canales de transmisión, por ejemplo, a través de la disminución de las remesas enviadas por los trabajadores mexicanos en aquel país. Debido a que la economía norteamericana comenzaría a detenerse, se empezarían a perder empleos y por lo mismo habría una caída en los salarios de los emigrantes, provocando una importante caída en los flujos de remesas. Debemos tener en cuenta que uno de los sectores más afectados por la crisis de crédito hipotecario norteamericano es la construcción, que es donde trabajan muchos inmigrantes mexicanos.


En esta línea de eventos, el aumento del desempleo en Estados Unidos provocaría una caída en el consumo y por consecuencia una caída en las exportaciones, es decir que en el agregado, EUA dejaría de demandar (comprar) productos del extranjero y este sería otro canal de contagio para nuestro país, ya que somos uno de los principales socios comerciales. Simplemente Estados Unidos dejaría de comprar productos e insumos mexicanos, por lo que los productores nacionales ya no podrían vender sus productos.


Otro canal de contagio importante podría ser la caída de los precios del petróleo, ya que al entrar en desaceleración o recesión, la economía norteamericana dejaría de producir y por tanto, de demandar insumos y petróleo, lo que provocaría de igual manera una caída en el precio de este insumo. Tomando esto en consideración, la caída del precio del petróleo impactaría directamente el nivel de ingresos públicos del gobierno, lo que es una posibilidad que ya contempla el Gobierno Federal, quien ya ajusto los criterios de política económica para construir el presupuesto de 2009 previendo que el precio del petróleo será aproximadamente la mitad del nivel actual.


Aunque no se espera una crisis, si se está a la expectativa de una desaceleración economía en nuestro país. De hecho el impacto esperado es que por cada punto porcentual que disminuye el crecimiento de Estados Unidos, la economía mexicana disminuye alrededor de 1.6 por ciento. Los especialistas recomiendan que los países latinoamericanos se encuentren preparados con políticas contra cíclicas para suavizar el impacto, en este sentido el gobierno del presidente Felipe Calderón estableció un Programa de Apoyo a la Economía que incluye diversas acciones que podrían funcionar como apaciguadores de la desaceleración, aunque su efectividad apenas está por verse.


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