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Presiones por eliminar el subsidio a las gasolinas.

Por Gabriel Yorio González


Un nuevo tema lucha por incorporarse en la agenda nacional y es el tema del subsidio a las gasolinas, que en los últimos años, hemos disfrutado los mexicanos sin saberlo, gracias a la estructura de precios de las gasolinas en nuestro país. Pero, ¿cómo funciona esta estructura de precios?, ¿porqué este tema ahora parece entrar a la agenda nacional?, ¿cuáles serían los efectos?
La estructura de precios de la gasolina tiene varios componentes que son precios de referencia como el precio del productor (de PEMEX), el costo de la gasolinera distribuidora, el costo de transporte a esa gasolinera, y dos impuestos: el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS sobre gasolinas) y el Impuesto a las Ventas Finales. Todos estos son componentes del precio que pagamos. Pero, si hablamos de precios, costos e impuestos, ¿dónde está el subsidio?
Antes de responder a esta pregunta debemos recordar que durante mucho tiempo el precio del petróleo estuvo muy por debajo del nivel que actualmente se encuentra. También debemos recordar que PEMEX tiene un carácter de monopolio, por lo que fija el precio de la gasolina y del diesel independientemente de sus costos (el precio internacional del petróleo). Lo importante a resaltar es que el IEPS sobre gasolinas actúa como un residual, sube y baja conforme se mueve el precio internacional. No obstante, cuando el precio internacional del petróleo es muy alto, los costos de PEMEX y de transporte aumentan, mientras que el precio de la gasolina no, por supuesto sin tomar en cuenta el segundo impuesto de las gasolinas, que es el Impuesto Final a las Ventas. Esto significa que cuando el precio internacional del petróleo es alto, el IEPS se vuelve negativo y en lugar de pagarlo los mexicanos, lo ha pagado el gobierno federal, lo que lo convierte inmediatamente en un subsidio. En resumen, cuando el precio internacional del petróleo era bajo, el impuesto IEPS era positivo y los mexicanos pagábamos un precio alto de la gasolina y ahora, que el precio del petróleo es alto, el impuesto se ha convertido en subsidio porque el precio final de la gasolina no ha subido.
Hoy los consumidores nacionales pagamos un precio por la gasolina menor al que pagan en otros países, pero por mucho tiempo pagamos un precio muy alto en comparación con otros países. Este tema antes no estaba en la agenda nacional porque representaba ingresos para el gobierno federal, sin embargo, ahora se ha convertido en un problema de costos y los actores políticos comienzan a meter este asunto en la agenda porque el monto del subsidio igualó el presupuesto de la Secretaría de Desarrollo Social el año pasado, por lo que se comienza a manejar la idea de que se debería eliminar este subsidio, lo que equivale a aumentar el precio final de la gasolina.
Las implicaciones de subir el precio de la gasolina (eliminar el subsidio) serían inflación en los costos de transporte con el consecuente impacto inflacionario sobre el poder adquisitivo de los mexicanos por un lado, pero también un fortalecimiento de las finanzas públicas nacionales por el otro. Esto también implicaría quitar el impuesto (ahora subsidio) IEPS. Además, tendría un impacto ambiental, ya que la demanda de gasolinas podría disminuir y por tanto, racionalizarse el uso del automóvil.
Ahora bien, mantener el IEPS sobre gasolinas (que equivale a no reducir el subsidio) provocaría una presión sobre las finanzas del gobierno federal, que se pudo haber evitado si el IEPS hubiera actuado más como un fondo de reserva o estabilización en lugar de un componente residual.
Durante mucho tiempo los ciudadanos pagamos un precio de gasolina alto cuando los precios del petróleo nos permitían gozar un precio bajo y ahora que nos toca gozar de un precio bajo nos quieren quitar ese beneficio. Además, debemos recordar que existe el otro Impuesto a las Ventas Finales de Gasolina, que es positivo y ya lo estamos pagando, que se reparte entre los gobiernos estatales y lo curioso es que algunos gobernadores han sido los principales impulsores de esta idea de eliminar el subsidio. Los gobiernos estatales durante mucho tiempo gozaron de los excedentes petroleros y ahora que se han reducido están pugnando por mayores recursos. Lo curioso es que están acostumbrados a sólo pedir recursos al gobierno federal, pero los gobernadores no hacen nada por eliminar su pereza fiscal y generar más ingresos estatales.
Existe una nueva situación en la economía global que hace necesario para nuestro país revisar muchos temas, entre ellos el de la estructura de precios de la gasolina. Desde el punto de vista económico, el tema es de importancia porque los precios de los energéticos se han mantenido altos y probablemente estén así durante varios años más, por lo que se ha convertido en problema para las finanzas del país; desde el punto de vista político parece ser que será otro tema electoral; y desde el punto de vista social, parece que una vez más nos tocará pagar el costo a los ciudadanos, que enfrentamos costos de primer mundo con salarios de tercer mundo.




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